Nuevos proyectos.
Todo el tiempo.
Esto es básicamente algo que me caracteriza. Ya sean online propios (cualquiera de mis sitios), online no-propios (como colaborador o para clientes) u offline propios (pareja, familia, eventos, etc), siempre hay dentro de “la bolsa” algún proyecto del cual prenderse y alimentarlo de algo de tiempo libre. ¿Pero cómo?
Digamos que siempre hay que estar atento, y prestar atención un poco a dos factores: las propias necesidades y las necesidades ajenas. Parece simple y tonto, tal vez lo sea, pero es efectivo. Muchas veces algún proyecto ha comenzado con alguna necesidad propia, tal vez pensando “cómo me gustaría que haya un sitio que (te ofrezca|haga|tenga|etc) esto“ (marcar la que corresponda). Otras veces la idea vino externamente, pero básicamente es lo mismo, cubrir alguna necesidad.
Muchos pensarán “pero ya está todo hecho, no se puede hacer nada verdaderamente nuevo“.
Bueno, si así fuera, entonces cerremos Internet, y dediquémonos a otra cosa. Yo creo fervientemente en que muchas veces es necesario reinventar la rueda, porque eso de que se puede aprender de los errores ajenos tal vez sea cierto, pero no es nada divertido. Uno no aprende más que con los errores (y los éxitos) propios. Es totalmente válido tomar una idea ya implementada (y por ende, probada) y darle una vuelta de tuerca más. O tal vez cambiar levemente las reglas. U ofrecer un servicio levemente mejor, o apuntar a un nicho aún más reducido. Uno nunca sabe donde puede esconderse el próximo éxito.
A mi me gusta mucho, en un papel o en un documento de texto, anotar las ideas o las mejoras que se me ocurren en cualquier momento del día, para un sitio o algún proyecto. Lo más seguro (de hecho, es casi la norma) es que en el momento que surgen, estoy en medio de otra cosa, o no tenga el tiempo para implementarlas. No hay problema, se anotan y luego se les da una revisión. Además, me sirve como primer filtro: una idea que me parece realmente buena, va a seguir pareciendo buena luego de dos o tres días de anotada. Las otras, simplemente van a perder el brillo inicial.
Un factor que tiene una importancia elevada en esto, es la motivación. Sin una real motivación, no se puede llevar ningún proyecto a cabo. Ya sea porque queremos la fama y el reconocimiento, o simplemente que el dinero entre en nuestros bolsillos, la idea es que disfrutemos lo que vamos a comenzar, porque seguramente le estaremos dedicando bastante tiempo de nuestro día, y si se vuelve tedioso o molesto, claro que nunca va a llegar a buen puerto. En mi caso, me mueve mucho la idea de independizarme de un sueldo fijo, en una empresa, y comenzar un negocio propio que me permita vivir de lo mío, y poder establecer mis horarios libremente. Lo persigo hace algunos años y recién en el 2006 comenzó a dar muestras de materializarse.
Esto es lo que funciona para mí, cada uno debería explorar los métodos que le resulten más productivos, aunque tener una idea de lo que funciona para otros, siempre es un buen comienzo.
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